Hoy nos toca un pequeño cuento, de esos de antes, aunque 14 años tampoco es hace tanto... (tecnológicamente creo que un mundo); Moncayo, objetivo de paso con mi compi Remedios, techo de Zaragoza y Soria, un doblete muy goloso de camino a Barcelona. El día de monte, pues feo sin duda, niebla persistente desde la base hasta la cumbre, un frío intenso en Junio que en cumbre bajada de los cero grados. No teníamos GPS, teníamos móvil si, pero de aquella sin cobertura en prácticamente todas partes (para los veinteañeros, si en serio); un mapa de la zona, una brújula y una buena dosis de intuición generada por años de experiencia por el monte.
Sin prisa y sin pausa, que es como se debe ir de montaña, salimos al filo, ya se nota el viento helador, estamos llegando y nos topamos con la cumbre sin casi darnos cuenta; allí el vértice y la cima con su buzón repleto de tarjetas, tengo que decir que aún encuentro de vez en cuando alguna, los románticos de la montaña son pocos pero alguno queda aún. Un par de fotos y bajamos, no hay gloria en lo que hacemos pero si una buena dosis de satisfacción personal, sin mas. Un saludo.7
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