Instalados en la primavera de Gijón, olas varias y pintas de tamaño pequeño con temperaturas que comienzan a ser agradables y que por cientos hacen crecer objetos flotantes debajo del brazo de todo primaveres que se precie, es decir, media ciudad. Genuinos momentos están por llegar en los que los malos se vuelven más malos y los tontos la verdad siguen igual. Solo divagaba, un saludo.
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