En un precioso a la vez que asqueroso día de otoño, el subir al techo de Navarra se convierte en un acto de fe, y en un test de ese material tan caro que te compras para ir de montaña y que procuras siempre no tener que ponerlo a prueba.
Seguimos la ruta normal desde el refugio de Linza, acompañados de bastante gente la verdad, paso a paso conseguimos llegar a cumbre, donde no se ve nada de nada en los últimos 100 metros de desnivel. Una mas para la saca de la colección. Un saludo.
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